Ir al psicólogo NO es cosa de locos, es de VALIENTES

En general, cuando hablo con la gente sobre ir al psicólogo, todo el mundo parece súper dispuesto. “Sí, sí, ir al psicólogo es muy bueno” pero en general la mirada siempre está en los demás, en que sean los demás los que vayan al psicólogo. Parece más fácil llevar a tu hijo, o recomendar a tu amiga que vaya a terapia, que tu mismo identificar tus dificultades y hacerte cargo de ellas empezando una terapia psicológica.

Recuerdo cuando empecé a atender a personal sanitario durante el primer confinamiento, en marzo de 2020. Una de las personas con las que hablaba me decía que ella parecía la rara por necesitar ayuda, que sus compañeras más cercanas no creían necesitar esa ayuda… Y yo me pregunto «¿De verdad? ¿en serio alguien no necesitó en algún momento del confinamiento llorar, hablar con alguien sobre lo mal que se sentía y en el caso de los sanitarios, poder hablar sobre el sufrimiento por la cantidad de pacientes fallecidos o la angustia por tener que estar expuesto durante toda la guardia?»

Siempre digo lo mismo, para venir a terapia a enfrentar tus miedos, trabajar tus dificultades, hablar de tu vulnerabilidad, abrir la caja de los truenos de tu familia, o de tu relación de pareja, hay que tener MUCHA FORTALEZA y GANAS DE SENTIRSE BIEN.

Entonces, si este espacio es para sentirse bien ¿Por qué tardar tanto en dar el paso a venir a verme?

Por mi experiencia en consulta, desde que sentimos la necesidad de pedir ayuda hasta que la solicitamos, pasa aproximadamente año y medio. Y hay respuestas para todos los gustos; bien porque creen que pueden resolverlo solos, bien porque creen que su problema no es tan grande, porque les da miedo venir… hace un tiempo hice una encuesta en mi perfil de Instagram y los resultados apuntaron a que la gente no sabe cuándo ir a terapia.

Por otro lado, tenemos el estigma social respecto a ir al psicólogo y sobre la enfermedad mental. Es decir, creencias erróneas asociadas a las dificultades emocionales. A continuación, expongo algunas de ellas por si te puede ayudar a romper las barreras para venir a terapia.

Creencia 1 “Mi problema no es lo suficientemente grave, no estoy hundida, yo puedo sola.”

Quizá esta sea la creencia más común y la más peligrosa. No hay que esperar a estar hundido, paralizado, bloqueado, sin ganas de vivir para ir al psicólogo, de hecho, esperar tanto para cuidarse dificulta mucho los tratamientos psicológicos porque el paciente viene a consulta en una situación muy compleja, para lo que necesitará posiblemente más tiempo.

Creencia 2 “No creo en la psicología”

La psicología es una ciencia, no hay que tener o no fe en ella como si habláramos de religión. Quizá la clave no esté en creer o no en la psicología sino en saber en qué nos puede ayudar acudir al psicólogo, los tipos de especialistas que podemos encontrar, en qué consiste la terapia psicológica, etc.  pues como estamos viendo, hay muchas creencias, estereotipos o prejuicios establecidos socialmente sobre la figura del psicólogo y su trabajo, sin ser ciertas.

Creencia 3 “No me fio de un extraño” “Me va a juzgar”

Es completamente normal que te cueste confiarle tus intimidades a un extraño. A todos nos cuesta, por eso la terapia psicológica tiene un ritmo, tiene una continuidad, un cuidado del vínculo que permiten que progresivamente encuentres en tu espacio de psicoterapia, un lugar en el que poder mostrarte sin temor pues la labor más importante del terapeuta es la de no juzgar al otro, sino acompañarle en su proceso de cambio desde la aceptación.

Creencia 4 “Un amigo es el mejor psicólogo.”

Cierto es que las amistades son una gran red de apoyo con la que contar y supone un factor protector para muchas dificultades. Hablar con nuestros amigos puede servirnos de ayuda en muchas ocasiones, sin embargo, no podemos comparar en ningún caso la labor de un psicólogo con la de un amigo, fundamentalmente porque ni la formación, ni las intervenciones, ni la manera de analizar el problema, ni la implicación es la misma.

Creencia 5 “Solo con ir a terapia ya mejoras”

Lo siento, pero NO. No solo se trata de ir a terapia y contar tus problemas. La idea es que tu disposición sea activa y trabajes duro por tu cambio.

Creencia 6 «La terapia online no me va a servir»

Mucho antes de toda esta situación con el covid19 había mucha demanda de terapia online por diversos motivos. Por un lado, el traslado de personas a vivir al extranjero para buscar nuevas oportunidades, las nuevas generaciones cada vez más tecnologizadas buscan este recurso como facilitador y, actualmente, con la situación sanitaria, todo ello no ha hecho otra cosa que afianzarse.

Por lo tanto, tenemos conocimiento y experiencia suficiente para poder afirmar que la terapia online es un recurso fantástico a nivel terapéutico, favoreciendo que muchas personas acudan a terapia sin problemas con traslados, tiempo y eligiendo a la persona para iniciar ese proceso de terapia más allá de su ubicación.

¿Qué otras creencias tienes? ¿Quieres compartirlas conmigo? Quizá pueda ayudarte a resolver tus dudas para por fin, empezar a cuidarte 😉

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